viernes, 3 de enero de 2014

LUCHA PELUCHE VOL. 2: EN EL MISMO LODO, TODOS MANOSEAOS

Lucha Peluche 2: ¡Tensa calma! Autor: El Niño Rodríguez. Portada: El Niño Rodríguez. 96 páginas a todo color. Ediciones de la Flor. ISBN: 978-950-515-998-7. Argentina, septiembre de 2013.

Por lo general, las tiras diarias y el humor gráfico que habitan los diarios y las revistas políticas, suelen estar parados sobre la coyuntura local e internacional que abordan las diferentes publicaciones. Y esto responde a una lógica comunicacional, tan acertada o desacertada como cualquier otra, que entiende al material humorístico como continuidad de los contenidos periodísticos de los medios. Por fuera de esta regla, Lucha Peluche marcó (y sigue marcando) un saludable y necesario punto y aparte en la manera de abordar la actualidad. Es que la tira que El Niño Rodríguez realizó para el desaparecido diario Crítica de la Argentina (este segundo tomo compila las aparecidas entre noviembre de 2008 y marzo de 2009), si bien se mostró siempre muy atenta a lo que estaba pasando en esos momentos, nunca se quedó en la cobertura satírica del caso puntual.



Asumido como un espacio de exposición y reflexión tan ácido como inteligente, arremetió contra los móviles impúdicos, las características identitarias tras los fenómenos políticos/sociales/culturales que conforman y definen la realidad que se expresa mediante coyunturas determinadas. En pocas palabras, desnudó la universalidad de las fuerzas en juego. Principalmente las distintas variables de la crisis capitalista; y el (¿pretendido? ¿real?) reemplazo de los paradigmas neoliberales por los arquetipos nacionales y populares (también nacionalistas y populacheros), poniendo así de relieve las coincidencias programáticas tras las desaveniencias lingüísticas. Las contradicciones de los modelos, dicho de manera elegante.



Con una estética cartoon de diseño esencialmente representativo, post última revolución informática, Lucha Peluche se hizo fuerte en base a la alternancia de personajes icónicos y omnipresentes: Dios, el Diablo, empresarios, modelos, periodistas, cartoneros, financistas, animales antropomórficos, chicos. Todos ellos sumamente seductores, atractivos y necesariamente estereotipados, a fin de hacerse inmediatamente reconocibles por el lector. Encarnación de cuanto prejuicio se haya instalado socialmente, nos hablan desde su conformación gráfica esencial, definitoria del discurso que propugna la tira.



Con sádica ternura, con ironía grotesca, Lucha Peluche florece en reflexiones de profundidad simple, tan ligera como demoledora. Frases disparadas como por una ametralladora de eslóganes, haikus marketineros que develan el espíritu y la razón de ser del capitalismo, la naturaleza depredadora de la sociedad de consumo. Utilizando la misma vara para medir a todos y cada uno los protagonistas involucrados, se encuentren a un lado u otro del mostrador, se la den de independientes o militantes. En este sentido; y habiendo nacido en un medio de comunicación, resulta sintomática la mirada que hecha sobre los mismos medios, aparentemente reducidos a un amarillismo servil y decadente, patético e impresentable, sensacionalista y vendido al mejor postor. Postura ideológica que se resume en Tony Torres y su frase de cabecera, “tensa calma”.



Provocadora, agresiva, violenta, con mucha mala leche. Lucha Peluche se nutre de la idiosincrasia argentina a la hora de ver, entender, interpretar, adaptar, vivir y sufrir los distintos presentes simultáneos que nos atraviesan de manera desmadrada e insolente. En una sociedad que protege a los culpables y responsabiliza a los inocentes, El Niño redistribuye las cargas como corresponde, obligándonos a leer la realidad desde distintos puntos de vista. Manteniendo la diversión, que vendría a ser algo así como el orden propio del caos. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches.
Fernando Ariel García

Alejo Conejo, amigo de la casa

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