miércoles, 2 de enero de 2013

CLOUD ATLAS. LA RED INVISIBLE: TODO TIENE QUE VER CON TODO

El que mucho abarca, poco aprieta. Así reza el dicho popular y, en lo que respecta a Cloud Atlas: La red invisible (Cloud Atlas, 2012), me parece que encaja a la perfección. Excesiva desde donde se la mire, la nueva película de los hermanos Wachowski y Tom Corre, Lola, corre Tikwer, queda presa de su excesivo metraje, su abrumadora puesta en escena, su complicada (que no compleja) estructura de historias encadenadas a través de los tiempos y los espacios, con hombres y mujeres que se reencarnan más allá de razas, sexos y creencias; perseguidos por (o persiguiendo a) los karmas individuales y/o colectivos, los destinos prefijados y la libertad de elección que terminará por definir (o al menos incidir) en algún salto cualitativo histórico determinado.


Las islas del sur del Océano Pacífico, en 1849. El mundo académico inglés y escocés de 1936. La California de 1973. El Reino Unido en tiempo presente. La coreana Neo Seúl del 2114. El futuro post-apocalíptico del 2321 en una isla hawaiana. Un abogado norteamericano que comprenderá la real naturaleza del esclavismo y tomará partido del otro lado del mostrador. Un músico bisexual que elegirá ser fiel a sí mismo y a su inspiración. Una periodista de San Francisco que develará los manejos corporativos de una conspiración a gran escala. Un viejo editor británico que tendrá la oportunidad de alcanzar sus sueños y dejar atrás el peso de su pasado. Un clon genéticamente fabricado decidida a convertirse en persona, asumiendo el riesgo de ejercer sus derechos y obligaciones. El miembro de un clan que efectivizará su opción por el conocimiento que lo hará libre y, tal vez, le de la felicidad que no sabía le andaba faltando. Geografías, tiempos y personajes que buscarán dar forma e identidad a este variable Atlas de las Nubes.


Yendo y viniendo de una a otra historia, con los mismos actores ocupando roles similares y opuestos en el devenir de las microtramas, Cloud Atlas va hilvanando una historia que puede entenderse como una lucha de la humanidad contra la opresión en cualquiera de sus formas, pero principalmente totalitaria y capitalista. Con un futuro amatrixado ya visto y transitado, mucho menos interesante que las piezas históricas, la narración aparece bien encadenada pero deja ver algunos huecos conceptuales que se resuelven en favor de Tikwer, a cargo de la dirección en las secuencias de las décadas del ’30, del ’70 y de la actualidad. Lo de los Wachowski, más cáscara que contenido, se decanta hacia la espectacularidad futurista y el registro semidocumental del siglo XIX.


De una factura técnica irreprochable, que justifica su categorización como la película independiente más cara de la historia (o, al menos, de la historia del cine estadounidense), Cloud Atlas juega con todos los sentidos filosóficos, místicos y religiosos que podamos encontrar en la concepción revolucionaria de la trascendencia humana, pero reconvertida en premisa light del movimiento new age más careta que se nos pueda ocurrir, remarcando la excepcionalidad de algunos seres (que comparten una marca de nacimiento con la forma de un cometa) por sobre otros, especie de faros para la elevación ética y moral de la raza. Un leitmotiv que, además de ocupar las casi tres horas de duración del filme, se verbaliza en más de una ocasión, atendiendo a la posibilidad de que el “mensaje” no llegue a ser decodificado como corresponde por el espectador. Una actitud paternalista del emisor para con la inteligencia del receptor, que no condice con la enseñanza que intenta dejar la película, aunque mucho tenga que ver con lo que crudamente expone.
Fernando Ariel García


Cloud Atlas: La red invisible. Directores: Lana Wachowski, Andy Wachowski y Tom Tikwer. Protagonistas: Tom Hanks, Halle Berry, Susan Sarandon, Hugh Grant, Hugo Weaving, Jim Broadbent, Jim Sturgess, Doona Bae, Ben Wishaw, James D’Arcy, Zhou Xun, Keith David y David Gyasi, entre otros. Guionistas: Lana Wachowski, Andy Wachowski y Tom Tikwer, basado en la novela homónima de David Mitchell. Cloud Atlas Productions / X-Filme Creative Pool / Anarchos Pictures. EE.UU. / Alemania / Hong Kong / Singapur, 2012.

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