viernes, 23 de noviembre de 2012

MEMORIE DELL’ETERNAUTA TOUR – INTERMEZZO A LA FELTRINELLI

Via de’Cerretani. En la entrada principal dedicada a Florencia (ver  http://labitacorademaneco.blogspot.com.ar/2012/10/memorie-delleternauta-tour-cuarta.html) ya habíamos hablado de la centralidad de esta calle, que une la estación de trenes de Santa Maria Novella con el omnipresente Duomo. Camino poblado por bares históricos, iglesias, negocios de alta gama y comercios familiares con tanta historia encima como la ciudad. Recorrerla sin apuro es abrirse paso a través de todas las actividades desarrolladas por el hombre desde que el hombre se alzó en dos patas. Esas actividades incluyen, por supuesto, la escritura y la lectura. Y uno de los 104 puntos neurálgicos para la actividad librera italiana se encuentra asentado aquí: La Feltrinelli (http://www.lafeltrinelli.it/fcom/it/home/pages/puntivendita/negozi/trova/toscana/la-Feltrinelli-Librerie-Firenze.html).


Memorie... en La Feltrinelli de Florencia

Ya habíamos entrado a un local de La Feltrinelli en Nápoles y a otro en Roma. Pero en éste, la experiencia fue distinta, mucho más plena. Y ello se debió a la exhibición privilegiada que le habían dado al Memorie dell’Eternauta en el sector dedicado a las historietas y las novelas gráficas. La razón, me dirá el encargado del sector cuyo nombre no logro recordar (perdón por ello), se debe a que esta sucursal florentina adhiere estrictamente a la política empresarial de venta masiva de los best-sellers exitosos, apoyo irrestricto a los grandes clásicos de la literatura y el pensamiento libertario; y la promoción de aquellos textos de naturaleza política que ayuden a comprender el rol que la izquierda progresista debería tener en el mundo contemporáneo (punto al que adscribiría Memorie…, según sus palabras).


Filosofía empresarial que sigue a pie juntillas los lineamientos impresos por Giangiacomo Feltrinelli, fundador de la casa editorial que lleva su nombre en 1954. Nacido en Milán el 19 de junio de 1926, Giangiacomo formó parte del cuerpo de partisanos que luchó contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y, tras el fin de la contienda, se afilió al Partido Comunista Italiano. Convencido de la importancia formativa e informativa del libro, en 1948 creó la Biblioteca Feltrinelli, que rápidamente devendría en Fundación Feltrinelli. Se labró su propia estatura mítica al publicar por vez primera dos de las obras literarias más importantes del mundo: El gatopardo (1958), de Giuseppe Tomassi di Lampedusa; y Doctor Zhivago (1957), de Boris Pasternak, sacada de contrabando de la Unión Soviética (en donde estaba prohibida) y publicada en Italia tanto en ruso como en italiano. Como si todo esto fuera poco, en 1972 tomó una excelente foto de Korda e inmortalizó la mirada del Che Guevara en un póster reproducido hasta el infinito.


Guerrillero heroico. El ojo de Feltrinelli inmortalizó la mirada del Che

A nivel personal y desde el catálogo elegido, Feltrinelli apoyaba a las juventudes contestatarias; y las juventudes contestatarias lo abrazaron a él tanto como a sus libros. Por haber editado a Pasternak, este hijo de la burguesía milanesa más acomodada fue expulsado del PC italiano, hecho que lo llevó a cerrar filas con los movimientos revolucionarios de la izquierda más extrema. En 1964 viajó a Cuba y se entrevistó con Fidel Castro. En el ’67, estuvo en Bolivia intentando liberar al Che Guevara, pero fue arrestado y puesto a disposición de los servicios de inteligencia estadounidenses. En 1969 pasó a la clandestinidad, tomando contacto con las fuerzas subversivas de Sudamérica y Checoslovaquia. Y un año después, fundó el partido GAP (Gruppi d’Azione Partigiana).


Giangiacomo Feltrinelli y Fidel Castro

Por su activismo político, Feltrinelli venía siendo constantemente monitoreado desde los ’50 por el Mossad, los servicios italianos, la Logia P2 y la CIA, que lo consideraba “un elemento notablemente peligroso para las instituciones democráticas.” El 14 de marzo de 1974, fue encontrado muerto al pie de un poste de alta tensión en la pequeña localidad de Segrete, muy cerca de Milán. La historia oficial asegura que su muerte se debió a la mala manipulación de los explosivos que intentaba colocar al pie de una columna para volar la torre. Casi cuarenta años después, la desclasificación de las pericias médico-legales originales estarían abonando la teoría de un homicidio político disfrazado de atentado fallido, ya que hablan de algunas heridas presentes en el cuerpo que podrían llegar a ser incompatibles con las producidas por la explosión del aparato operado por Feltrinelli.


Feltrinelli: Tabaco, ajedrez y pensamiento revolucionario

Casi cuarenta años después y aún a pesar de su tamaño (tercer grupo editorial italiano después de Rizzoli y Mondadori), La Feltrinelli es una especie de rara avis de la industria, haciendo equilibrio entre los manuales de estilo de las grandes corporaciones mundiales y las empresas familiares que continúan la visión/misión de su fundador. El grupo, que incluye a la editorial (que acaba de adquirir un importante porcentaje de la española Anagrama) y una cadena de modernas megalibrerías, vende todo aquello que guarde relación directa e indirecta con el papel impreso, la cultura y el entretenimiento. Pero los libros, aseguran, sigue siendo su norte principal. Es que tratamos de ser fieles al espíritu con que nació la empresa, reafirmará el encargado del sector historietas mientras hablamos de Hugo Pratt y la disponibilidad de las obras de Mattotti y Pazienza; y por ello nos parece que Memorie dell’Eternauta es un libro importante.
Nos fuimos de La Feltrinelli con el pecho hinchado, abriéndonos camino hasta la Biblioteca delle Oblate, donde nos esperaban para una presentación. Pensando, como Giangiacomo Feltrinelli, que de un libro también puede germinar una revolución.

Próxima parada: Turín, campo de batalla final entre la Luz y la Oscuridad.
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