viernes, 2 de noviembre de 2012

ACQUA STORTA: LAS AGUAS BAJAN TURBIAS

La presentación de Memorie dell’Eternauta en la librería romana L’Eternauta (ver http://labitacorademaneco.blogspot.com.ar/2011/12/memorie-delleternauta-tour-tercera.html) tuvo todos los condimentos para ser una velada imborrable. Uno de ellos fue la posibilidad de conocer a Valerio Bindi y poder interactuar con este artista múltiple de raigambre filosófica, honda humanidad y cálido don de gente. Un hombre sensible, de ideas y acción, que escribe tan bien como charla. Junto con M.P. Cinque aka MP5 (nombre artístico de la joven Marcia Pia Cinque, una de las historietistas más impresionantes que haya dado la nueva camada italiana, también presente en esa noche de Roma), Bindi firma Acqua Storta, adaptación de la homónima novela negra de Luigi Romolo Carrino, fenómeno literario que continúa creciendo y amenaza con dar el salto a la gran pantalla.


Especie de Secreto en la montaña (Brokeback Mountain), pero ambientada dentro de la Camorra napolitana, en tiempo presente. Así, muy someramente, me fue adelantado el nudo dramático de Acqua Storta, apabullante noir shakespereano que hace del honor, el amor, la pasión y la noción cristiana del martirio, los temas neurálgicos de su íntima tragedia. No leí la novela, pero después de leer la historieta, la comparación con el famoso filme de Ang Lee se me hace cierta pero minúscula, porque reducir Acqua Storta a la relación homosexual entre dos hombres obligados a ser machos por el mandato cultural de su entorno, por el rol social que deben cumplir, es como quedarse con el envoltorio del chocolate y negarse a disfrutar de los sutiles sabores que puede dejarnos en la boca. Agridulces, por supuesto.



El Giovanni Farnesini que me dibujó M.P. Cinque

Giovanni Farnesini, hijo de Don Antonio, boss de la Camorra al que todos apodan Acqua Storta (Agua Torcida), por sus negociados inmobiliarios con terrenos anegados y su notorio estrabismo. Giovanni Farnesini, casado con Mariasole Simonetti, hija de otro boss, en un matrimonio por conveniencia que ha fructificado en un hijo. Giovanni Farnesini, perdidamente enamorado de Salvatore, con un sentimiento correspondido por este cajero del clan del que poco más se sabe. Pero lo que se sabe, en el secreto a voces que espían las calles de una ciudad ajena y desinteresada por los sentimientos de sus habitantes, es que ese amor real es un amor imposible, inaceptable para un mundo claustrofóbicamente homofóbico como el de la Camorra. Un amor que insulta los valores de La Biblia que Don Antonio recita de memoria y pretende hacer cumplir al pie de la letra. Que con sangre entra a la hora de lavar los pecados. Y encima de todo, estamos en medio de una guerra entre familias.


Además de escritor, guionista, dibujante, animador y programador de festivales, Valerio Bindi es arquitecto. Y eso se nota en la estructura de Acqua Storta, en sus fuertes cimientos, en el compacto armado de la trama. En su desarrollo seguro, firme, desandando el camino hacia el fin inexorable de los acontecimientos confabulados. Con pocas palabras (con las palabras justas, mejor dicho), los personajes hablan y callan sus secretos, las culpas que los corroen, la pasión que los quema y el peligro que los excita. La opresión que se les hace carne y se exterioriza mediante una violencia cruda, seca, sórdida y desalmada. Con actos cometidos por la fuerza. La fuerza de una imposición patriarcal que no se detendrá ante nada. La fuerza de los símbolos. La fuerza de la imagen construida a través de la impiedad y un ejercicio selectivo y particular, muy particular, de la Justicia.



"Me gusta ir a las presentaciones para volver a casa con un nuevo amigo para leer". La dedicatoria de Valerio Bindi cuando entrecambiamos libros en Roma

Entramado emocional que encuentra en MP5 al partenaire perfecto a la hora de poner en imágenes tantos pensamientos, tantas sensaciones, tantos sentimientos, ahogados por la impresión (¿cierta?) de vivir las relaciones familiares en permanente estado de orfandad. Con una narrativa feroz, un dibujo visceral, denso y fluído a la vez. Con algo del grabado medieval y la carga implícita del expresionismo alemán, haciendo gala de un blanco y negro violento, sin contrastes, como la vida en esa Nápoles escenario y espejo metafórico de las contradicciones que convulsionan el alma humana. Una Nápoles donde la inocencia no pasa de una convención literaria, las cabezas explotan, los negocios sucios florecen, los contratos se firman con tinta y se cobran con sangre. Y el sexo, omnipresente, resulta ser otra herramienta de sometimiento, utilizada para aniquilar la humanidad del abusado y minar lo poco que de humano pueda quedar en el abusador.


Gran historieta en donde todo (o casi todo) pasa por el cuerpo. Un cuerpo influido por las contaminadas mareas de un mar siempre presente, con la letanía del arrullo de sus olas. Un cuerpo que deberá pagar (con creces) la imposibilidad del Sistema para aceptar aquello que se le aparece como diferente. Un cuerpo que deberá enfrentar la incapacidad del Sistema para adaptarse a los cambios. Un cuerpo que, invadido por el estrabismo de Don Antonio, se encuentra imposibilitado de fijar la mirada de ambos ojos sobre el mismo punto del espacio, razón por la cual no puede percibir la profundidad real de lo que acontece. Un cuerpo que, equivocado, elige persistir en el error, intentando que la venganza llegue a ser la continuidad de un amor frustrado. Otra forma de pasión. O, al menos, una razón para matar y morir.
Fernando Ariel García


Acqua Storta. Guión: Valerio Bindi. Dibujos: M.P. Cinque aka MP5. Basado en la novela homónima de Luigi Romolo Carrino. Portada: M.P. Cinque aka MP5. 176 páginas en blanco y negro. Meridiano zero. ISBN: 978-88-8237-193-7. Italia, abril de 2010.

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