miércoles, 19 de septiembre de 2012

LA CASA DEL MIEDO: HAY ALGUIEN AHÍ

Hagamos de cuenta que el cuerpo humano es una casa, en donde los niveles de consciencia se han ido distribuyendo los cuartos a lo largo de los años, escogiendo aquellos que le resultaran más cómodos y funcionales para habitar con las expresiones psíquicas del deseo, las pulsiones de vida y muerte, los recuerdos formativos de la niñez, de las relaciones interpersonales con la otredad del afuera. Y hagamos lo obvio, guardemos en el sótano el secreto que atormenta nuestra existencia aunque no querramos saber muy bien de qué se trata. Ahora pongamos esa casa en un lugar apartado y solitario, rodeado de un bosque que no nos deje ver el árbol. Encerremos a muy pocos personajes en una noche íntimamente tormentosa, sin luz eléctrica, con el desorden característico de una mudanza y todas las puertas y ventanas cerradas. Y empecemos a jugar el juego del gato y el ratón, sin saber qué papel nos ha tocado en suerte (o desgracia).


Que quede claro que en La casa del miedo (Silent House, 2011) las cosas no son lo que son, sino lo que percibimos a través de los ojos del personaje principal, la joven Sarah (Elizabeth Olsen), llegada a una encantada mansión de estilo victoriano, bastante venida abajo, usurpada hasta hace poco tiempo, acompañando a su padre y su tío. El tema de la percepción de la mirada es fundamental, tanto que define la matriz técnica con que Chris Kentis y Laura Lau (directores de Mar abierto) contarán el relato: 85 minutos en tiempo real, filmados como si se tratara de una sola toma continua, registrada de principio a fin, sin cortes ni añadidos ni edición posterior.


Apropiación de los cánones del terror gótico clásico bajo la égida estética del estilo casero cámara en mano que diera notoriedad a El proyecto Blair Witch, Actividad paranormal y [•REC] (ver http://labitacorademaneco.blogspot.com.ar/2012/08/virus-evolucionado.html), entre otras sagas contemporáneas, la elección técnica de La casa del miedo acierta a la hora de escenificar la sensación de extrañeza en entornos cotidianos, de construir meticulosamente una atmósfera opresiva, angustiante, enrarecida; a la hora de buscar (y encontrar) los registros expresivos con que el rostro de Olsen va articulando los matices discursivos de su desesperante aislamiento, de su gradual alienación. Pero (siempre hay un pero) la elección técnica, a veces, termina entorpeciendo la fluidez de la narración, conspirando contra aquello que venía mostrando (y ocultando) con quirúrgica precisión dramática.


Desconozco si esta remake del filme uruguayo La casa muda (2010) modifica sustancialmente algo de lo que ofrecía la original, ya que no la he visto. Por lo que se dice, pareciera ser que no, por lo cual no encuentro razones que justifiquen la filmación de una película ya filmada, pero así es como se mueve la industria hoy en día. Más allá de estas consideraciones, La casa del miedo termina aportando algunos granos de arena a la abigarrada playa del moderno horror cinematográfico, algo apabullado por las olas pochocleras que llegan a sus orillas.
Fernando Ariel García

La casa del miedo. Directores: Chris Kentis y Laura Lau. Protagonistas: Elizabeth Olsen, Adam Trese, Eric Sheffer Stevens, Julia Taylor Ross y Haley Murphy. Guionista: Laura Lau, en base al material original de la película uruguaya La casa muda, escrita por Oscar Estévez. Elle Driver / Tazora Films. EE.UU., 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario