martes, 1 de noviembre de 2011

STERANKO SUPERSTAR: DE COMO SEPARAR LA PAJA DEL TRIGO

Grosso. Así calificamos en la Argentina aquello que nos parece de una calidad superlativa, espectacular, que nos deja con la boca abierta, sin palabras. Es una definición que, implícita o explícitamente, incorpora una dosis de admiración y hasta, por qué no, algo de sana envidia. Un grosso es un tipo importante, muy por arriba de la media, capaz de ir elevando estándares con cada cosa que hace, alguien que abre puertas y marca caminos por seguir. Un referente. Un fuera de serie. Un genio. El mejor (o uno de los mejores) en lo suyo. Un GRANDE. Así, con mayúsculas. Angel de la Calle es, para mí, un grosso.


Una dedicatoria que me ha hecho temblar el pulso (por ello la foto salió movida)

Historietista, ilustrador, teórico, realizador de festivales, un analista del fenómeno de las viñetas que balancea el amor hacia el medio con la lucidez crítica de su mirada. Un conversador formidable. Un amigo entrañable. Tuve la suerte (el privilegio) de volver a encontrarlo en Procida, durante el congreso Un ambiente fatto a strisce (ver http://labitacorademaneco.blogspot.com/2011/07/memorie-delleternauta-tour-segunda.html). Compartimos comidas y muchas charlas, hablamos hasta por los codos de todo y de todos. Y como si aquello no bastara, me traje de regalo dos de los libros de ensayo que Angel tiene publicados en España: El Hombre Enmascarado (En el sendero) y Steranko Superstar, dos detallados, minuciosos, atrapantes y reveladores estudios dedicados al Fantasma (The Phantom, conocido en España como El Hombre Enmascarado) y a Jim Steranko, uno de los autores menos prolíficos del cómic y más influyentes en la historia del noveno arte.



El Fantasma de Lee Falk y Ray Moore (arriba); y los X-Men de Steranko (abajo)

Lo dije antes, lo repito ahora. Los textos de Angel son reveladores. Portan el detallado conocimiento del devoto pero dejan afuera la ceguera del fanático. Diseccionan el objeto de estudio, definen lo tangible sin caer en vacíos academicismos y encuentran las palabras justas para explicar lo intangible, haciendo comprensible el alma que los moviliza. La historieta es la historieta y sus lecturas a lo largo de la historia. El autor es el autor y sus circunstancias a la hora de crear. Sus libros son como visitas guiadas. Siempre aparece el dato necesario, la opinión acertada que nos hacen ver las cosas desde otro ángulo. Desde el ángulo donde mejor se las aprecia.


Emotiva secuencia narrativa del Fantasma, con dibujos de Wilson McCoy, artista no tan valorado como debiera


El Fantasma sigue siendo el mismo y querido héroe paternalista e imperialista que confirma la supremacía blanca. El icono de la aventura exótica, capaz de hacer frente a los peligros y a lo desconocido, alternando romances y vida familiar. El abuelo de los superhéroes y una instancia insalvable en la Historia de los cómics, fundador de un legado que continúa, dentro y fuera de las viñetas. Pero también es la obra artística que dialoga con Graham Greene y Orson Welles, además del más obvio Rudyard Kipling. Es un proceso de construcción de sentido conservador, en lo que hace al desarrollo de la idea y la imagen del “enemigo”, o el rol permitido para la mujer en las sociedades contemporáneas. Proceso que se va dando paulatinamente, como respuesta (consciente o inconsciente) a los cambios políticos y sociales que van sacudiendo al mundo, como respuesta (consciente o inconsciente) a las elecciones tácticas y estratégicas que va adoptando el Gobierno de los EE.UU. para con el nazismo, el comunismo, Centroamérica y Sudamérica, el viejo y el nuevo terrorismo, la ingerencia occidental sobre los países descolonizados a través de la ONU.


Guerra Fría para El Fantasma, con referencias a la crisis de los misiles en Cuba

Steranko es, ante todo, el mito viviente. El hombre que imprimió la narración gráfica, el diseño, la ilustración, el estudio teórico y la edición con su sello autoral, único e intransferible, construido estoicamente en noches de ronda (delincuente y musical) pobladas de magia, actos de escapismo y ruptura formal con todo lo conocido. De la Calle lo define con pasión y conocimiento personal. El libro es la primera versión del trabajo que hiciera para la Semana Negra de Gijón, sin los cambios realizados por el propio Steranko, ampliado y profundizado para esta ocasión. Steranko hizo de su persona el personaje más importante de su obra y, en ese sentido, encarnó la tensión dialéctica entre las dos naturalezas del cómic: Arte e Industria. Llevó a las baratas páginas en cuatricromía el universo existencial de las vanguardias pictóricas: Surrealismo, pop art, psicodelia y hasta el diseño gráfico y el de modas. Hizo de la visión pulp un mundo en donde instalar su warholiana lectura de la realidad circundante, de los iconos que fueron dando forma a los discursos de las décadas. Sin forzar la narración gráfica, forzó los límites conocidos de la narración gráfica, los llevó de paseo por dónde nunca antes habían ido, alterando su ADN para siempre. Su talón de Aquiles estuvo (está) en los guiones. Algo traídos de los pelos, triviales, apurados por demás. Que aún así, sus cómics (y sus ilustraciones y sus story-boards y sus…) sigan siendo modernos a cuatro o cinco décadas de la posmodernidad, habla bien en claro de la trascendencia de su paso por las artes gráficas.


Dos de las tantas antológicas portadas de Steranko

Acabo de terminar El Hombre Enmascarado (En el sendero) y Steranko Superstar. Los hice durar todo lo que pude porque no quería terminarlos. O sí. En realidad, no podía dejar de leerlos pero no me entusiasmaba nada el llegar a sus últimas líneas. Pensamiento tonto el mío. Ambos libros no terminan nunca, siguen en mi cabeza. Separaron la paja del trigo. Me obligaron a revolver la biblioteca en busca de esas historietas. En éxtasis intelectual y emocional, como si fuera un lector virginal presto a leer por primera vez aquello que ya he leído con anterioridad. O creía haber leído.


Clásica secuencia (censurada) del Nick Fury de Steranko. Cómo contarlo todo sin decir (ni mostrar) nada

Grosso. Así calificamos en la Argentina aquello que nos parece de una calidad superlativa, espectacular, que nos deja con la boca abierta, sin palabras. Es una definición que, implícita o explícitamente, incorpora una dosis de admiración y hasta, por qué no, algo de sana envidia. Un grosso es un tipo importante, muy por arriba de la media, capaz de ir elevando estándares con cada cosa que hace, alguien que abre puertas y marca caminos por seguir. Un referente. Un fuera de serie. Un genio. El mejor (o uno de los mejores) en lo suyo. Un GRANDE. Así, con mayúsculas. Angel de la Calle es, para mí, un grosso.
Fernando Ariel García


El Hombre Enmascarado (En el sendero) (Colección Sin palabras Nº 17). Autor: Angel de la Calle. 108 páginas en blanco y negro. Ediciones Sinsentido. ISBN: 978-84-96772-23-1. España, 2007.


Steranko Superstar (Colección Viñetas Nº 5). Autor: Angel de la Calle. 112 páginas en blanco y negro. Dolmen Editorial. ISBN: 978-84-924584-44. España, agosto de 2010.

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