Leemos en internet la primera crítica a Memorie dell’Eternauta, el libro que acaba de aparecer en Italia, publicado por 001 Edizioni. En el reconocido Forum degli Eternauti (http://freeforumzone.leonardo.it/discussione.aspx?idd=9531962), LucaL anotó lo siguiente:
Se hizo esperar (además de la demora generada por la traducción del último capítulo, el libro ha llegado con el habitual retraso a mi librería especializada), pero valió la pena. García y Ostuni han realizado un libro muy documentado y convincente, en donde la historia de la vida editorial del Eternauta y sus diversas encarnaciones, aparece vinculada de manera profunda y detallada a la Historia de la Argentina y, en algunos casos, al resto de la América del Sur.
Los autores hablan de historia, economía y política de manera muy clara y directa (y al mismo tiempo, muy profunda), resultando perfectamente comprensible hasta para aquellos que lo desconocen todo sobre estos asuntos. Pero, sobre todo, logran apasionar al lector con una prosa participativa y envolvente. Y no hay nada que sea intocable: Sus amargas consideraciones también incluyen a aquellos que, treinta años atrás, eran considerados héroes.
En este contexto vienen reconstruidas la carrera y la personalidad de Oesterheld; y las etapas de su maduración política. No faltan anécdotas y curiosidades, que confieso haber apreciado muchísimo. Me sorprende que no se haya incluido el hermoso recuerdo de la viuda de HGO, leído quién sabe dónde, que decía que su marido se disgustaba mucho cuando ella arrojaba veneno contra los caracoles que le arruinaban las rosas, poco antes de entrar a formar parte de la oposición armada…
Adoptando una metodología crítica marxista, lo que queda en segundo plano es el discurso sobre la calidad intrínseca de las distintas historietas (y relatos) del Eternauta de y post Oesterheld. De hecho, todo lo realizado después del segundo Eternauta resulta literalmente hecho pedazos, llegando incluso a decir que, en algunos casos, se ha “vendido” al Eternauta, haciendo de Juan Salvo el representante de la ideología neoliberal y globalizada que, en su origen, fue creado para combatir.
Sólo con los trabajos de Solano López, García y Ostuni son un poco más complacientes, pero probablemente se deba al justo temor reverencial que inspira el Maestro; y por la ayuda que, evidentemente, le ha provisto en términos de documentación y anécdotas.
Dicho esto, sigo convencido que incluso el Eternauta de Ongaro y el Eternauta-contra-las vacas tienen su dignidad, aunque sea a nivel literario y estético y no en el político, que es aquel que le interesa a los autores de Memorie dell’Eternauta. Si bien es cierto que algunas historietas se basan en estructuras y temas tomados del contexto y del imaginario norteamericano, a mí me interesa ver cómo lo interpretan y desarrollan antes de poder aplastarlos, no rechazarlos a priori.
Compré el libro el sábado por la mañana y de inmediato quedé preso de su lectura. Sólo los compromisos sociales por la tarde y por la noche fueron capaces de arrancarme de sus páginas, aunque regresé a casa cerca de las diez de la noche, a escondidas, para continuar con su lectura.
A pesar de algunos insignificantes errores de forma (tipográficos, discrepancias en la escritura de un par de nombres y títulos), es un volumen admirable, que combina magistralmente el análisis en profundidad y jugosas curiosidades anecdóticas (ahora sé qué era el misterioso filme del Eternauta del cual había leído en la Enciclopedia del Fumetto de DeAgostini), absolutamente imperdible para los amantes de la historieta, de Oesterheld y de la historia de América del Sur.
Los autores hablan de historia, economía y política de manera muy clara y directa (y al mismo tiempo, muy profunda), resultando perfectamente comprensible hasta para aquellos que lo desconocen todo sobre estos asuntos. Pero, sobre todo, logran apasionar al lector con una prosa participativa y envolvente. Y no hay nada que sea intocable: Sus amargas consideraciones también incluyen a aquellos que, treinta años atrás, eran considerados héroes.
En este contexto vienen reconstruidas la carrera y la personalidad de Oesterheld; y las etapas de su maduración política. No faltan anécdotas y curiosidades, que confieso haber apreciado muchísimo. Me sorprende que no se haya incluido el hermoso recuerdo de la viuda de HGO, leído quién sabe dónde, que decía que su marido se disgustaba mucho cuando ella arrojaba veneno contra los caracoles que le arruinaban las rosas, poco antes de entrar a formar parte de la oposición armada…
Adoptando una metodología crítica marxista, lo que queda en segundo plano es el discurso sobre la calidad intrínseca de las distintas historietas (y relatos) del Eternauta de y post Oesterheld. De hecho, todo lo realizado después del segundo Eternauta resulta literalmente hecho pedazos, llegando incluso a decir que, en algunos casos, se ha “vendido” al Eternauta, haciendo de Juan Salvo el representante de la ideología neoliberal y globalizada que, en su origen, fue creado para combatir.
Sólo con los trabajos de Solano López, García y Ostuni son un poco más complacientes, pero probablemente se deba al justo temor reverencial que inspira el Maestro; y por la ayuda que, evidentemente, le ha provisto en términos de documentación y anécdotas.
Dicho esto, sigo convencido que incluso el Eternauta de Ongaro y el Eternauta-contra-las vacas tienen su dignidad, aunque sea a nivel literario y estético y no en el político, que es aquel que le interesa a los autores de Memorie dell’Eternauta. Si bien es cierto que algunas historietas se basan en estructuras y temas tomados del contexto y del imaginario norteamericano, a mí me interesa ver cómo lo interpretan y desarrollan antes de poder aplastarlos, no rechazarlos a priori.
Compré el libro el sábado por la mañana y de inmediato quedé preso de su lectura. Sólo los compromisos sociales por la tarde y por la noche fueron capaces de arrancarme de sus páginas, aunque regresé a casa cerca de las diez de la noche, a escondidas, para continuar con su lectura.
A pesar de algunos insignificantes errores de forma (tipográficos, discrepancias en la escritura de un par de nombres y títulos), es un volumen admirable, que combina magistralmente el análisis en profundidad y jugosas curiosidades anecdóticas (ahora sé qué era el misterioso filme del Eternauta del cual había leído en la Enciclopedia del Fumetto de DeAgostini), absolutamente imperdible para los amantes de la historieta, de Oesterheld y de la historia de América del Sur.
Mucha atención a libros como éste.
Edítenlo en castizo, Fer!!
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