martes, 16 de marzo de 2010

JONAH HEX Nº 52: EL JINETE PÁLIDO

Noooooooooooooooo, dijo mi amigo con la mandíbula destartalada por la sorpresa. No puede ser que no estés leyendo los cómics de Jonah Hex.
Mi amigo es un gran tipo, al menos para mí. Y al menos para mí, tiene un sólo gran defecto. Está colonizado culturalmente, lo sabe y no reniega de ello. Al contrario, lo exhibe como una orgullosa toma de posición ante la vida. Obviamente, no lee historietas que no sean norteamericanas. Y, obviamente, no las lee si no están en su idioma original. Durante años hemos entablado distintas discusiones sobre el tema. Que se pierde un montón de cosas. Que reconoce al Corto Maltés, al Eternauta, a Astérix. Que los ha leído y releído en momentos más jóvenes de su vida. Que desde que leyó Watchmen no acepta leer otra cosa que no venga del imperio estadounidense. Lo mismo con la literatura. Lo mismo con el cine y la música. Lo mismo con la ideología. Es un tipo pensante, instruído, con muchos conocimientos artísticos, con gran capacidad analítica y si uno se los pide, da sus argumentos (bastante sólidos, debo admitir aunque no concuerde con ellos) para sostener el por qué daría lo que no tiene para no haber nacido en la Argentina y sí en los EE.UU.
Y después de algún tiempo sin vernos, coincidimos entre los pasillos de una librería especializada de Buenos Aires. Primero, nos pusimos al día con las cosas más personales, el laburo, la familia… Como siempre, terminamos hablando de historietas. Y en el medio de la intrascendente discusión sobre la naturaleza revolucionaria (o no) del cómic independiente estadounidense, la conversación derivó para el lado de Jonah Hex. Noooooooooooooooo, me dijo en ese momento, con la mandíbula destartalada por la sorpresa. No puede ser que no estés leyendo los cómics de Jonah Hex.
Todo bien con el western, le dije, no tengo nada contra el Lejano Oeste. Pero, a menos que tenga algo que ver con Clint Eastwood, es un género que me gusta más cuando lo abordan autores no norteamericanos.
- Bueno, acá están los dibujos de Jordi Bernet. ¿O justo vos vas a decirme que no te gustan las historietas de Bernet?
- Si me la tengo que comprar por los dibujos, ya mismo encargo toda la colección, pero últimamente ando con ganas de leer historietas, no sólo de ver excelentes dibujos.
- No sabés lo que te estás perdiendo. Para ser perfecta sólo le falta prescindir del color. Saber exprimir la capacidad expresiva del blanco y negro de Bernet. Mirá lo que es esto.
Secuencias mudas. Muchas, porque cuando Bernet dibuja sobran las palabras. Un clima contenido, opresivo, siempre a punto de estallar. El contraste necesario entre los espacios abiertos y cerrados en donde se desarrolla la trama. De afuera hacia adentro. La concentración del drama en cuatro paredes. La vida de inocentes en peligro. La muerte enseñoreada sobre todo. La violencia, como un fogonazo, iluminando fugazmente una noche demasiado larga. Como una película de la Warner de los años ’40.
Como una película de la Warner de los años ’40, no?, me dice, sabiendo que esa es una de mis debilidades. Mirá de nuevo. Una historia coral y oral, de cajas chinas, una dentro de otra. Una dentro de otra. Y así hasta el infinito. Pero lo mejor de todo es la resonancia que crean entre ellas. Ahí está el secreto, ves? Y en la exposición descarnada de los personajes. Ninguno de los autores se anima a juzgarlos por sus acciones, no hay lecturas moralistas sobre las acciones. Están los hechos concretos, tremendos y definitivos. Jonah Hex mató a un niño que lo quería matar para robarle. Y ahora los hermanos del muerto lo siguen para matarlo. Ya es de noche, una noche lluviosa y cerrada sobre un pantano. Jonah, herido, golpea la puerta de una cabaña donde sólo viven una joven y bella madre; y su pequeña hija, una beba de meses. Todo listo para que aparezca la tragedia.
No sé si es que me hartó con sus palabras o si me convenció con ellas. Agarro la Jonah Hex Nº 52, la pago y me la llevo a mi casa. La leo. Diálogos cortos y al hueso. Después aparecen los tiros, con esas onomatopeyas de Bernet que te explotan ante los ojos. Y el fin.

Para ser perfecta sólo le falta prescindir del color. Saber exprimir la capacidad expresiva del blanco y negro de Bernet, me había dicho.
Tiene razón.
Fernando Ariel García
Jonah Hex Nº 52
Guión:
Justin Gray y Jimmy Palmiotti
Dibujos: Jordi Bernet
Color: Rob Schwager
Editor: Elisabeth V. Gehrlein
32 páginas a todo color
DC Comics
ISSN: 7-61941-24884-4

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